Descripción
Ojos que no ven, corazón que no entiende. Por Leo Farelluk
La imagen que suele asociarse a los coleccionistas numismáticos por gente que no es del ámbito, es la de personas impulsivas, gobernadas por un deseo irrefrenable a la hora de comprar una pieza. Sin embargo, lo cierto es que, al igual que cada moneda, cada coleccionista es único.
Son distintos los intereses que pueden mover a un coleccionista a adquirir una pieza, por lo tanto, hay un sin fin de diversos tipos de coleccionistas y modos de coleccionar en función de dichos intereses.
En mi caso, pasé por diferentes etapas del coleccionismo, inicié como acumulador, luego coleccionista con fines de inversión y hoy soy un coleccionista que se divide en tres caras (al igual que una moneda)
Una cara es el lado impulsivo de querer tener la mejor pieza con el mejor estado posible, sería el lado material.
La segunda cara es el lado del conocimiento el lado de la verdad, un lado del entendimiento y el razonamiento.
Y en la tercera cara, una cara poco expuesta por mí y por varios, hablo de la amistad y por amistad me refiero a esa interacción social que va más allá del bienestar mutuo, el conjunto de sentimientos que nos impulsa a seguir y crecer como individuos y que pone en equilibrio al coleccionistas con otros coleccionistas.
Esta cara, de la moneda de la vida como lo defino, es lado más importante y que tendremos para siempre. Conocí mucha gente maravillosa en este ámbito y seguramente habrá muchas anécdotas para compartir exponiendo momentos únicos que nos ha dado mucha felicidad. Esa es la razón principal para seguir haciendo lo que hago. Pero pocos entenderán si no se ponen en nuestros zapatos, por eso ojos que no ven, corazón que no entiende.
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